Sólo quedaba un día para empezár a trabajar, y mis nervios eran constantes. Aunque mi familia me intentaba tranquilizar con la idea de que me iría todo bien, mi inseguridad permanecía.
Intenté tener todo en orden y organizarme perfectamente para el día siguiente. De esa manera fuí calmandome poco a poco, pero de todas formas, esa noche no conseguí conciliar el sueño.
Ya que la empresa había decidido contratarme, me puse a revisar aquellos contratos que por sus características, pudieran hacerme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario