Día 10: 13 de julio...

Sólo quedaba un día para empezár a trabajar, y mis nervios eran constantes. Aunque mi familia me intentaba tranquilizar con la idea de que me iría todo bien, mi inseguridad permanecía.

Intenté tener todo en orden y organizarme perfectamente para el día siguiente. De esa manera fuí calmandome poco a poco, pero de todas formas, esa noche no conseguí conciliar el sueño.

Ya que la empresa había decidido contratarme,  me puse a revisar aquellos contratos que por sus características, pudieran hacerme.

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